PROSA APRISA
ARTURO REYES ISIDORO
TWITTER: @reyesisidoro
Qué interesante, bastante interesante me
pareció la columna que Raymundo Riva Palacio le dedicó ayer a Chabelo en la que
destacó su papel como el gran cohesionador social que fue de las familias
mexicanas por casi tres generaciones. Uno de los mejores columnistas políticos de
México, quien publica de lunes a viernes en El Financiero y en su portal
ejecentral, el periodista mostró otra faceta en la que también derrama
inteligencia, talento, información, cultura general y una gran capacidad de
análisis: la de observador y estudioso del fenómeno social. Riva Palacio recordó que durante 48 años el
programa En Familia con Chabelo fue un referente dominical que transitó entre
grandes acontecimientos mundiales sin que perdiera su esencia (en otras
palabras). Apuntó que todo se movió en casi medio siglo,
pero él permaneció ante todos como el mismo personaje de pantalones cortos y
voz de niño que acompañó a casi tres generaciones que crecieron, pero nunca
dejaron de verlo con cariño. Por eso, señaló que Chabelo fue mucho más de lo
que se le recordó con homenajes el sábado, tan pronto como se supo que había
muerto. “Por décadas fue un factor de cohesión social”. El periodista comentó que Chabelo jamás
pretendió ser un factor de cohesión social, porque “De hecho, la cohesión no es
una característica de las personas”, pero que sin proponérselo eso fue lo que
logró al reforzar cada domingo el núcleo familiar, la unidad social menos
variable y problemática. “Las familias fueron reproduciendo
generacionalmente el mismo comportamiento, tonificándolo y estableciendo interacciones
con otras unidades de la sociedad. Las interacciones son lo que conecta las
diferentes capas de una sociedad y la hace viable y funcional”. Pero, manifestó, ese fenómeno sociológico que
surgía de En Familia con Chabelo no fue visto por los gobiernos, “frente a
cuyos ojos se fue rompiendo el consenso social”. Agregó que no hay todavía un
estudio definitivo sobre cuándo extraviamos el rumbo. Apuntó varias posibles
fechas y causas. Expuso el columnista que desde hace décadas los
sociólogos vieron cómo los detonantes de la ruptura social y el colapso del
orden se encontraban en la anomia que conducía a la anarquía, en los índices
criminales crecientes, en la violencia de las turbas o en fenómenos más
violentos derivados de la insurrección de las sociedades, que conducían a
revoluciones y guerras civiles. La anomia, afirmó, es el punto de partida de la
falta de cohesión social (anomiaausencia de ley; conjunto de situaciones que
derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación, según el
Diccionario de la Real Academia Española), y preguntó entonces cuándo comenzó
en el país. “Son preguntas en espera de un estudio sobre en
qué momento se nos pudrió México, y aunque ya nos dimos cuenta, no modificamos
el camino... Vivimos con tendencias centrífugas cada vez más fuertes e
irreversibles donde ya no tenemos un modo colectivo de existencia... El
contrato social, como en otros países, está roto en México porque perdimos el
consenso normativo. De hecho, desde la principal oficina de poder del país (la
presidencia), la norma es continuamente atacada y socavada”. Reiteró que la anomia, punto de partida de esta
ruptura, es precisamente la falta de normas aceptadas por toda la sociedad. “Ni
siquiera la unidad familiar se mantiene sólida, como todos los años en que
Chabelo trabajó por ella sin darse cuenta de lo mucho que hacía por la sociedad
mexicana”. Recordó que las mesas en los comedores
familiares se volvieron campos de batalla privados en la campaña presidencial
de 2006 –“¿lo recuerda?”– (la primera de López Obrador), “y hay para quienes
las cosas no volvieron a ser iguales con sus hermanos, tíos o primos. Incluso
padres. La polarización entró a nuestras casas y ya no salió”. Siguió hilando sus reflexiones y concluyó que
hoy nada se puede hacer de manera retrospectiva. “Pero sí podemos guardar
esperanza de que, a partir de octubre de 2024 (cuando asuma el cargo el nuevo
presidente), porque bajo el actual gobierno es imposible, exista la
inteligencia, el talento y la creatividad para ir acabando con la anomia,
recuperando los valores que nos unen a todos, como el amigo de todos los niños
y los adultos logró por décadas, y tratar de establecer interacciones para que
comience a funcionar esta sociedad mexicana donde ya no nos reconocemos, e
incapacitada para avanzar y apostarle a un nuevo comienzo. Necesitamos
encontrar un nuevo Chabelo”. Sí, y no perdamos las esperanzas de que así sea.
Cuánta falta nos hace. Reapareció Sergio Gutiérrez en acto académico Sin hacer mayor ruido, con el respeto con el
que se debe tratar un acto académico (no convertirlo en mitin, por ejemplo, con
miles de acarreados), el diputado federal Sergio Gutiérrez Luna estuvo ayer en
la Universidad de Xalapa para ofrecer la conferencia “La cultura del esfuerzo
como herramienta para el desarrollo personal”. El legislador habló ante un público que llenó
el auditorio de la UX, compuesto por estudiantes, académicos, líderes de
asociaciones civiles y público en general. La conferencia la ofreció a
invitación del rector Carlos García Méndez. El expresidente de la Mesa Directiva de la
Cámara de Diputados del Congreso de la Unión habló de las vicisitudes que
enfrentó para lograr su formación profesional. Posteriormente respondió
preguntas de los asistentes. Inicialmente, acompañado del rector, inauguró la
exposición fotográfica “Xalapa” del reconocido fotógrafo profesional Héctor
Montes de Oca. Fue en la sección de preguntas donde, al
responder a una de ellas, aceptó que el tema de la inseguridad es complejo,
complicado y de largo alcance, y llamó a no politizarlo, expresando que el
problema no solo tiene que ver con la delincuencia sino también con lo social. No obstante que es aspirante a la gubernatura,
el acto fue totalmente de tipo académico y no se trató de ningún otro asunto.
Prácticamente todos los asistentes aprovecharon para saludarle y tomarse fotos
con él. Se comportó con la sencillez que lo caracteriza. Anilú cosecha lo que sembró Cuánta satisfacción debió haber sentido la
diputada local Anilú Ingram Vallines cuando en reciente gira de trabajo por
municipios originarios de la Huasteca veracruzana: Chicontepec, Benito Juárez e
Ixhuatlán de Madero, muchos de los pobladores que la recibieron le recordaron
–y agradecieron de nuevo– el apoyo que les brindó cuando fue delegada de la
entonces Sedesol federal. Varios testigos me comentaron que seguramente
por eso la trataron bien, la acompañaron a caminar, le dieron el trato
deferente que acostumbran con sus rituales, dialogaron con ella y le comentaron
problemas que enfrentan ahora, ante lo que la legisladora les ofreció sus
gestiones para tratar de ayudarlos. A propósito de lo que escuchó, la expresidenta
de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del Congreso local, en un
boletín de prensa criticó la poca voluntad del grupo mayoritario de Morena para
asignar presupuesto a estos municipios y ayudar en su desarrollo. “Hay mucho discurso y veo poca voluntad,
escuchamos grandes discursos, bonitas frases, pero no han sido empáticos en
infraestructura, salud, seguridad”, comentó. Recordó que Chicontepec es uno de los
municipios con más altos índices de violencia contra las mujeres y que por eso,
en su calidad de presidenta de la Comisión de Derechos Humanos y Grupos
Vulnerables, visitar y conocer las necesidades, sobre todo de las mujeres, de
primera mano, es fundamental.