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  • Oaxaca de Juárez, jueves, 04 de septíembre de 2025

Pasatono Orquesta: exilio, migración y trashumancia, en la Sala Nezahualcóyotl


CANDELARIA LÓPEZ

OAXACA DE JUÁREZ, OAX.- Todo comenzó en 1998. Un 4 de septiembre Pasatono Orquesta irrumpió en el paisaje sonoro, y desde entonces, su sonido ha ido crescendo. El proyecto ha sorteado todos los obstáculos habidos y por haber, pero hoy, esta institución musical que un día Rubén Luengas, Patricia García y Édgar Serralde idearon en las aulas de la Escuela Nacional de Música de la UNAM camina firme y con la convicción de que lo suyo es desarrollar y poner en el juicio del público las nuevas músicas de Oaxaca. 

“Ya ellos (los públicos) pondrán a su consideración si las hacen o no tradicionales”, dice un sonriente Rubén Luengas, director de la orquesta. 

El etnomusicólogo mixteco, originario de Tezoatlán de Segura y Luna, y su séquito de músicos hacen una pausa en el ensayo del repertorio que el próximo 6 de septiembre, a las 20:00 horas, llevarán a la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM para abrir la serie de conciertos “Música del Mundo”, que busca dar voz a las tradiciones sonoras de distintas culturas y regiones del orbe. 

Luengas dibuja entonces una línea de tiempo y recuerda cómo a finales del siglo pasado, un grupo de entusiastas jóvenes quería tocar música tradicional de la mixteca un poco a contracorriente de lo que era el estereotipo de la música de Oaxaca. 

“Hacia afuera hay una idea generalizada de que la música en el estado es la música de las bandas. Se cree que Oaxaca es el mezcal, la guelaguetza y las bandas, pero hacia adentro, es una diversidad muy rica de cultura, gastronomía y, por ende, de músicas”. 

Y es con base en esta premisa que Pasatono retoma una minoría de las músicas; es decir, una tradición musical eclipsada por las bandas, muy poco conocida —y que además sonoramente es muy distinta— y le apuesta a una tradición de cuerdas, íntima, de cámara… con un violín, un bajo quinto y una percusión menor. 

“El primer reto era demostrar que una música que fuera de nuestra cultura, de mi cultura, de la mixteca, de mi pueblo, era difícil de identificar como de Oaxaca”. 

El comienzo fue con un repertorio totalmente tradicional, pero tras casi 30 años, han conformado uno propio “y eso es una muestra de que es un proyecto vivo, con influencias, pero sin dejar de sonar a Pasatono, la mixteca y Oaxaca”. 

Además, subraya, nutrida hoy con las pinceladas de los pensamientos musicales de sus integrantes, quienes provienen de distintas culturas del estado. 

LA FORMACIÓN DE PÚBLICOS 

Pero el que la orquesta trabaje en una tradición musical poco conocida hace casi tres décadas, ha logrado confrontar a los públicos, de tal manera que esos conciertos que en un principio eran casi didácticos han permitido a sus integrantes mostrar, enseñar y compartir músicas que en algunos casos están en riesgo de desaparecer o que han sido absorbidas por otras hegemonías musicales. 

NI DE AQUÍ NI DE ALLÁ: LA PERMANENCIA 

En su tránsito, Pasatono ha sorteado cualquier cantidad de obstáculos para estar vigente; sin embargo, para Luengas el mayor mérito ha sido el no haberse estacionado en la reproducción de la música tradicional, aunque tampoco está en el ala extrema de lo comercial, “sino en medio, en una especie de penumbra y es cuando se vuelve una cosa complicada porque hay que enfrentar cualquier cantidad de retos del mundo”. 

Un ejemplo de ello, señala, es lo que ocurre con la migración, e ilustra: Cuando te vas como migrante a Estados Unidos no eres aceptado porque eres migrante mexicano, indocumentado, oaxaqueño e indígena, y cuando ya empiezas a adaptarte y regresas, aquí tampoco eres aceptado porque te fuiste. Entonces quedas como en el limbo, no eres ni de aquí ni de allá. Así nos sentimos en algún momento y a eso nos enfrentamos. 

Otro de los desafíos, refiere, ha sido la educación no de los públicos, sino de burócratas, funcionarios e instituciones que han establecido criterios o estereotipos de la música. 

“Recuerdo que un día nos dijeron que lo que tocábamos era muy triste para ser música tradicional”. 

Sin embargo, cuando tocaban los terrenos de la música más compleja o con elementos más elaborados tampoco encajaban en los espacios de la música académica, “y es cuando surgía la pregunta: si no soy ni de aquí ni de allá, de dónde soy”. 

Y en este proceso es donde Pasatono ha tenido que educar, sí, a estos entes, burocracias, sistemas, romper, modificar o proponer reglas y a 27 años de distancia la tarea no está resuelta, pero sigue trabajando para decirle a instituciones, públicos y escenarios que “somos una diversidad, no sólo en el discurso, sino una diversidad que se escucha dentro de la música”. 

EL DISCO CON SONY: MI BAJO QUINTO NO SE VA A TRANSFORMAR EN UNA GUITARRA 

En noviembre de 2022, la orquesta realizó dos presentaciones en el Teatro Macedonio Alcalá, y en ese marco, el productor mexicano Héctor Martínez, exdirector del reality show “La Academia” habló a esta reportera del álbum que Pasatono grabaría con la disquera Sony, y de su proyección a nivel internacional. 

Sobre esa experiencia que parecía “pintar” la incursión de Pasatono en la industria, el también laudero comparte que si bien fue muy interesante, al final terminó por confirmarles de dónde son y a dónde van. 

“La industria es la industria y te lleva a donde tiene que llevarte, pero somos fieles y resistentes a lo que tenemos que hacer. Mi bajo quinto siempre será mi bajo quinto, no se va a transformar en una guitarra, y así es y será”. 

Enfatiza que hay cosas que no son negociables, que no se pueden cambiar y una de ellas es el sonido y el alma de Pasatono “y así lo vamos a seguir haciendo”. 

“Creo que eso es una muestra de resistencia cultural y creativa en la cual siempre hemos estado y aquí estamos para volver a hacerlo una vez más en la Sala Nezahualcóyotl”. 

Aunque en sus inicios el proyecto tuvo el apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú —patrocinador de los discos que tienen en su haber—, después de “Maroma”, el último álbum que grabaron hace 12 años, no han tenido otro apoyo o establecido alianza alguna. Desde entonces han caminado solos, independientes y buscando la forma de cómo dialogar entre el mundo de la música de posicionar, vender y hacer conciertos y el mundo de donde provienen: el comunitario, del pueblo y de las fiestas tradicionales. 

LOS RELEVOS: PASATONO “CHIQUITO” 

Conscientes de la necesidad de pensar ya en los relevos, quienes integran el proyecto han asumido el papel de educadores y hace 13 años fundaron una escoleta autogestiva en Tezoatlán de Segura y Luna donde suena ya un “Pasatono chiquito” bautizado como La Tezoateca, proyecto del cual egresó Israel, actual contrabajista de la orquesta mayor, y recién desempacado del Festival Internacional de Jazz de Nueva Orleans donde tocó con Pasatono. 

“Entonces es cuando dices claro que funcionan estos esfuerzos”. 

El también director de la Orquesta Mexicana (ideada por el compositor Carlos Chávez) destaca entonces el modelo comunitario de una escuela de música única en el estado: las escoletas, y que llama a valorar porque de ellas han salido músicos oaxaqueños de renombre internacional. 

Actualmente, La Tezoateca tiene 30 alumnos de entre seis y 18 años de edad, con miras a seguir los pasos de Rubén Luengas, Patricia García, Verónica Acevedo, Rodrigo Pereyra, Édgar Serralde, Pablo Márquez, Emmanuel Bautista, René González, Froylan Bautista, Israel Mendoza y Pablo Maya. 

LA DIVERSIFICACIÓN DE PROYECTOS 

En vísperas de cumplir 30 años, Pasatono reflexionó sobre el rumbo a seguir y, a decir de Luengas, entendieron que el camino sería largo, y que no estarían en una sala de conciertos como la Nezahualcóyotl sin antes recorrer y procesar muchas cosas. 

Sin embargo, reconoce que el que después de 27 años lleguen a ese espacio no es más que el resultado de la diversificación de los proyectos (la escoleta, el taller de laudería, la música para cine o teatro, la investigación o la orquesta mexicana) que los ha mantenido ocupados, y ha hecho que todo ocurra a un ritmo más lento. 

“Pero dijimos que ya era momento de buscar otros espacios, y muy gratamente nos hemos dado cuenta que nos conocen, y así fue como el coordinador de música de la UNAM nos comentó que ya era tiempo de que tocáramos en ese escenario (la Sala Nezahualcóyotl), en solitario”. 

Celebra, además, que los cambios sociales permitan que las puertas de este espacio se abran hoy en día, a diferencia de hace algunos años cuando luego de dar una entrevista tocaron en las escaleras que conducen al acceso principal de la sala. 

“MIGRANTE 27”: EXILIO, MIGRACIÓN Y TRASHUMANCIA 

Sobre “Migrante 27”, el concierto del próximo día 6 con el que Música UNAM abre la serie “Música del Mundo”, Luengas adelanta que el exilio, la migración y la trashumancia, elementos característicos de su repertorio, estarán ahí. 

“Vamos a presentar mucha ‘música nueva’, que ya tiene sus años, pero no está en el oído de la gente”. 

Entre ellas: “Todos santos”, un estreno de la autoría de Luengas, y otras piezas como “Sazón”, “Cabras”, “Cumbia triqui” o “El barco”, que harán que, en una sala refinada como la Nezahualcóyotl se escuchen los sonidos de las jaranas mixteca y triqui, el bajo quinto, los timbales, instrumentos tradicionales que “se tienen que preservar como parte del patrimonio sonoro de Oaxaca”. 

Así, de empezar tocando la música tradicional de don Plácido Aparicio, Telésforo González o Tiburcio Vásquez, la colaboración de Pasatono Orquesta con músicos de distintas latitudes ha nutrido un proyecto aún libre de purezas y en busca de la naturaleza de la propia música para seguir manteniendo ese diálogo con las músicas del mundo. 

“Migrante 27” llega este sábado 6 de septiembre a las 20:00 horas a la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM (Av. Insurgentes Sur 3000, CdMx) y los boletos aún están disponibles en https://bit.ly/4m9xrhC o en las taquillas del recinto.

 

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