ZONA CRÍTICA
Ismael García M.
X: @May_Garcia_M_
Oaxaca de Juárez, Oax.,
a 21 de julio de 2025.- Los oaxaqueños y turistas esperaron hasta dos décadas
para tener una vía rápida a la Costa o al Istmo de Tehuantepec, y de un momento
a otro están inservibles. Es inédito que, en
plena temporada vacacional, las supercarreteras a México, a la Puerto Escondido
y a Tehuantepec, presenten severas fallas y una de ellas hasta esté cerrada, a
pocos meses de haber sido inauguradas. Y en el colmo, ni el
organismo Caminos y Puentes Federales (Capufe) ni la Secretaría de
Infraestructuras, Comunicaciones y Transportes (SICT) brinden una información
precisa de los daños y los tiempos de rehabilitación. Para rematar, y en un
hecho inédito también, el gobierno federal continúa cobrando el peaje en la vía
a Puerto Escondido, tramo Barranca Larga-Ventanilla, con un costo de casi 500
pesos, a pesar de los graves daños, lo que genera retrasos en el tránsito vehicular
y, por supuesto, riesgos para los automovilistas y transportistas. Es evidente que en
cualquier obra carretera nueva, sobre todo que atraviesa montañas, haya
deslaves y fallas que paulatinamente se van cubriendo, pero en el caso de
Oaxaca son una exageración que raya en el cinismo. ¿Cuándo explicarán las
inversiones multimillonarias para dichas vialidades y el trabajo deficiente? ¿O
corrupción de quién ocultan? DESASTRE O BENEFICIO En un lapso de dos
años, el gobierno de Diódoro Carrasco Altamirano concluyó la supercarretera
Oaxaca-Cuacnopalan, con el respaldo de Carlos Salinas de Gortari, presidente
mexicano priista. Fue a finales de 1998
en que se abrió dicha vialidad, con lo cual se redujo de ocho o nueve a unas
cinco horas el traslado a la Ciudad de México. Evidentemente que a lo
largo de los años tuvo una serie de fallas, una de ellas geológica, a la altura
del kilómetro 100, que se ha ido subsanando paulatinamente, sin que afectara el
cierre toral. Sin embargo, a casi
tres décadas, vuelve a presentar una falla total, ahora en un tramo a la altura
del kilómetro 205 en jurisdicción de San Pablo, Etla, cuyo cierre total tiene
unos tres meses y no hay para cuando terminar; la autoridad responsable tuvo
que habilitar un paso provisional, lo que dificulta el tránsito. Lo que nunca se ha
arreglado es el pésimo servicio en las casetas de peaje que, justamente en cada
temporada vacacional, presentan severos contratiempos, por falta de un servicio
de cobro eficiente. Fue el gobernador
priista José Murat quien con un “plantón” en la Ciudad de México, logró que el
gobierno del panista Vicente Fox volteara a Oaxaca para aceptar construir una
supercarretera al Istmo. Hubo algunos avances,
como la ampliación de la capital hacia la Villa de Mitla, con la construcción
de un libramiento en Santa María El Tule. Pero la complicación
sexenio tras sexenio fue el tramo Mitla-Tehuantepec, principalmente en la zona
Mixe. Retrasos por parte de
las comunidades, para exigir entronques y otras obras, como escuelas y
pavimentación de calles; disputa hasta con armas de fuego por los sindicatos
que han participado en la obra y que ha dejado incluso personas asesinadas. Falta de dinero,
desistimiento de una constructora y mucho más, a lo largo de dos décadas;
finalmente llegó el morenista Andrés Manuel López Obrador y cumplió y la
terminó. De acuerdo con
información oficial, la apertura de esta vía de 169 kilómetros, requirió una
inversión histórica de 42 mil 752 millones de pesos y fue puesta en marcha el
24 de enero pasado. Pero a mediados de
junio pasado, extrañamente por intensas lluvias del huracán “Erick” —que en
realidad sólo afectó zonas de la Costa y la Sierra Sur— se derrumbó,
literalmente, el túnel “El Tornillo”, por lo que desde entonces se encuentra
cerrada al tránsito vehicular. Así que la facilidad de
transitar de Oaxaca al Istmo que era de dos horas y media, se regresó a cuatro
horas por la carretera federal 190, que presenta derrumbes cada vez que llueve
fuerte. Y la vía rápida a la
Costa fue gestión del también priista Ulises Ruiz Ortiz, cuya obra fue
avanzando en sexenios posteriores con los libramientos a Ocotlán y a Ejutla,
para llegar hasta Barranca Larga. Nuevamente conflictos,
que han derivado en actos mortales, como asesinatos en la zona de los
Coatlanes, además de constantes protestas, han marcado la corta historia de
esta vialidad, inaugurada el 4 de febrero del año pasado, aún con López Obrador
y ya en sexenio de Salomón Jara Cruz. Pero desde entonces no
ha tenido un solo día, un solo día, sin problemas, como derrumbes constantes
—que se agudizaron en junio pasado con el huracán “Erick”— y que causan
retrasos de más de una hora en al menos cinco puntos. No sólo está la larga
espera, sino el riesgo de que alguna roca o alguna maquinaria pesada caiga
sobre la superficie de rodamiento, con los consecuentes daños. Según datos oficiales,
la vía de 104 kilómetros tuvo un costo de 10 mil 640 millones de pesos y redujo
de seis a dos horas y media el traslado de la ciudad de Oaxaca a Puerto
Escondido; en teoría, porque en los hechos prácticamente vuelve a ser lo mismo. Y un año, López Obrador
ilusionó a los oaxaqueños conque no se cobraría el peaje; en realidad era para
compensar los trabajos inconclusos pues, por ejemplo, a la fecha los sanitarios
no funcionan; las casetas de cobro tardaron un año más en ser concluidos. Y la sorpresa de este
año fue que siempre sí, se cobraría a oaxaqueños y foráneos el costo de 468 por
las dos casetas; casi mil pesos de ida y vuelta. ¿CUÁLES BENEFICIOS? Salvo la supercarretera
a México, que sigue funcionando a pesar de la última afectación, las otras dos
vías siguen en pésimas condiciones, una de ella, la Mitla-Tehuantepec, cerrada
totalmente. Es inédito, como
decíamos al principio, que se presuma una amplia oferta de atractivos
turísticos para los visitantes, pero no hay vías rápidas para llegar a esos
destinos; ¿vía aérea?, ni pensarlo para la clase popular, con los altísimos
costos. Si bien es atribución
federal, el gobierno de Oaxaca ha fallado también al no exigir que haya una
atención eficiente por parte de las instituciones federales y las empresas
constructoras. En diversas ocasiones,
el mandatario estatal ha dicho que pugnará porque baje el costo del peaje en la
supercarretra a la Costa, o cuando menos no se cobre mientras continúan las
reparaciones. Pero nada. Y Capufe, el organismo
federal responsable de las autopistas y supercarreteras del país, continúa en
la opacidad y la abulia respecto a las vías rápidas de Oaxaca. Ni para pensar o
sugerir compensaciones a los usuarios. Y viene otro colmo: un
mayor gasto con el dispositivo Tag, que permitirá supuestamente agilizar el
paso en el cobro de peaje, pero el usuario tendrá que desembolsar ni más ni
menos que alrededor de 90 pesos, o más, sólo para cobrar este aparato.
