PROSA APRISA
Arturo Reyes Isidoro
Twitter: @ReyesIsidoro
Para 2024, la oposición, a remar
contra la corriente El único medio que, una vez
concluida la jornada electoral, según la proyección de su encuesta de salida
dio por hecho que había ganado la elección Delfina Gómez, candidata de Morena a
la gubernatura del Estado de México, fue El Financiero. Le otorgó
hasta 18 puntos de ventaja. Dos horas y media después,
Carlos Loret de Mola, siempre bien informado, dio también por hecho su triunfo. Por su parte, el Instituto
Electoral del Estado de México emitió un comunicado recordando que los cómputos
distritales se realizarán en forma ininterrumpida el próximo miércoles e hizo
un llamado a esperar los resultados oficiales. En Coahuila se confirmó el
triunfo del candidato del PRI-PAN-PRD Manolo Jiménez. Anoche mismo, Armando
Guadiana, de Morena, reconoció que los resultados no le favorecían. Una hora después del cierre de
casillas, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez salió a proclamar el triunfo
de Delfina. Según dijo, la candidata de su partido habría ganado por una
diferencia de dos dígitos y el triunfo era “irreversible”. Ese era el panorama cuando cerré
la columna anoche, aunque continuaba el conteo. Es posible que ahora la
oposición impugne los resultados ante los tribunales. Pruebas de violaciones a
la ley electoral las tiene en muy buena cantidad, pero la contundencia de los
números hará difícil que se reviertan. No se ve un líder que encabece
la oposición en Veracruz para 2024 A partir de hoy empieza a correr
el tiempo para las elecciones de junio de 2024, cuando se renovará la
gubernatura del estado. La oposición tiene que acelerar
el paso y definir quién será su candidato, aunque parece que no les corre
prisa. Una cosa que les debiera preocupar es que aspirantes los tienen, pero
carecen de un líder. No se sabe que tengan un
calendario ni una ruta crítica, menos una propuesta interesante y articulada
para tratar de atraer al electorado. Los únicos que andan en campaña y recorren
el estado son Pepe y Héctor Yunes, del PRI, y Julen Rementería, del PAN, pero
nada más. Otros mencionados son los Yunes
Márquez, Miguel Ángel y Fernando, pero ya se vio cómo el gobierno federal los
empezó a apretar con la denuncia de la Auditoría Superior de la Federación
contra el jefe del clan, Miguel Ángel Yunes Linares, ante la FGR, por el caso
del Sistema Estatal de Videovigilancia. La presidencia de la república
pasa por Veracruz, por su cuarto padrón electoral más grande del país, por lo
que el presidente López Obrador tratará de repetir la elección de Estado como
la que acaba de ocurrir en el Estado de México. Va a apretar con todo. Por eso, eso creo, nada nos
deberá sorprender que empiece la persecución contra todo aquel que represente
una seria competencia o un obstáculo para el triunfo de su partido. Lo único que se sabe de la
oposición, pero sin que nadie lo confirme, es que pretenden escoger al
candidato por medio de una encuesta, pero tal vez la están pensando para la
elección de 2030. Si no acuerdan pronto la
candidatura, habrá que dar por descontado que la competencia se reducirá solo a
los aspirantes de Morena. La oposición, pues, tiene que
empezar a remar contra la corriente, si es que se decide a hacerlo. 24 mil jóvenes, sin cupo en la
UV Cada que me entero que algún
joven –hombre o mujer– familiar de algún prominente funcionario o legislador
(es un decir) de Morena estudia en la Universidad Anáhuac en Xalapa no dejo de
sorprenderme. No es que los muchachos no
tengan derecho o sean responsables de la privilegiada situación que viven (se
conducen además en autos de lujo), sino que sus progenitores o sus abuelos se
conducen con una gran hipocresía proclamando, siguiendo a su amado líder, que
primero los pobres y criticando a los “fifís” y “aspiracionistas”. Ir a esa universidad es un
privilegio para muy pocos. La mensualidad promedio que se paga –el costo es
según la carrera de la que se trate– es de 13 mil pesos mensuales, más del
doble del salario mínimo mensual que gana un trabajador (172.87 pesos diarios,
5,190 al mes), por lo que le es prohibitivo pensar en que su hijo se va a
codear con los de la “familia Anáhuac”. (Alguna vez fui testigo de cómo
un joven invitó a otros a su residencia, todos “Anáhuac”, y cuando su madre los
vio no les preguntó ni les interesó otra cosa más que saber si todos eran
“Anáhuac”, y cuando le respondieron que sí, ella no cabía en su orgullo al saber
que su vástago se regodeaba con “lo mejor” de la sociedad xalapeña.) De la exclusividad de esa
escuela habla el hecho también (igual lo supe por un testimonio directo) de que
en ocasiones para titularse proponen a alumnos hacer una residencia en un país de
Europa en alguna universidad de la misma tendencia religiosa, esto es, a cambio
de un titipuchal de euros. Pues ahí estudian los hijos o
nietos que proclaman y (según ellos) desean para México un país como Cuba, de
régimen socialista, o que son promarxistas, o procomunistas, o promaoistas, que
se llenan la boca al criticar a los “conservadores” y a los “neoliberales”. Cómo olvidar que Andrés Manuel
López Obrador criticó, en octubre de 2021, en tres conferencias consecutivas, a
la UNAM, diciendo que la universidad se “derechizó” y que las facultades se
llenaron de “conservadores”. Pero, vuelvo al inicio, los
morenistas que proclaman la austeridad republicana y la pobreza franciscana
aplican el dicho aquel de “hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre”.
¿Acaso mandan a sus hijos, a sus nietos, a las universidades “Benito Juárez”,
que creó AMLO y de las que poco se sabe que hayan dado resultado o estén
funcionando con éxito? ¡Pura madre! (Uso esta última expresión que
está contenida ya en el Diccionario de mexicanismos. Propios y
compartidos, de la Academia Mexicana de la Lengua, edición de septiembre
pasado, un bello cuánto sabroso ejemplar que debiera haber en todo hogar: ¡Pura
madre! Malsonante = se usa para negar enfáticamente: “—¿Te dieron el aumento?
–¡Pura madre!”) Expreso todo lo anterior porque
una vez más, como sucede año con año, desde hace mucho tiempo, miles de
jóvenes, 24 mil, no podrán ingresar a estudiar, como es su sueño, a la
Universidad Veracruzana, la mejor universidad pública del sureste del país. Se informó
que sábado y domingo pasados presentaron su examen de admisión 41,997
aspirantes, pero solo hay cupo para 18 mil 074. En los cuatro años y medio del
gobierno actual –tanto el de López Obrador como el de Cuitláhuac García–, no
han logrado, ni lo van a lograr, disminuir el problema, lo que habla de un
fracaso en la política educativa con respecto a las universidades públicas, al
menos a la Universidad Veracruzana. Incluso, en el caso del gobierno
de Cuitláhuac García Jiménez, cabe recordar que en el presupuesto de este año
recortó a la casa de estudios 2,725 millones de pesos, pues en lugar de darle
8,569 que le correspondían, de acuerdo a la Constitución Política local, le
otorgó solo 5,844 millones y solo le dio un “subsidio extraordinario” de 250 millones
de pesos. De los 24 mil estudiantes que no
tendrán cupo, algunos, con el esfuerzo de sus familiares, podrán ir a una
universidad privada, pero la mayoría cancelará, al menos por el momento, su
futuro profesional, no obstante, el gobierno de Morena que se presume
humanista.