Esme y Tavo: 13 años de ser "los teatros” de los pueblos de Oaxaca
CANDELARIA LÓPEZ
OAXACA DE
JUÁREZ, OAX.- Esme
y Tavo parecieran dos personas cualesquiera como tantas Esmeraldas y tantos
Gustavos que pueblan nuestros pueblos, nuestras ciudades, nuestros países, pero
no lo son, y así lo demuestran sobre las tablas cuando uno los ve, los escucha
y lo mismo ríe a carcajadas o llora con ellos. Una a una, sus propuestas
escénicas sacuden el cuerpo o acarician el alma. “Pelo de gato, un ojo al teatro y otro al
garabato”, la compañía que cofundaron y dirigen tiene 13 años en la escena
teatral de Oaxaca y del país, y desde entonces, ha dado de qué hablar. Y cómo
no, si la honestidad es su mejor estandarte. Antes, habían ya colaborado con otros teatreros
del estado; sin embargo, su decepción de las instituciones oficiales y también
del gremio les hizo tomar la decisión de aventurarse en un proyecto propio y
con lo que tenían. Fue así como un buen día de 2017, mochila y
chácharas al hombro, dejaron la ciudad de Oaxaca y partieron a Zipolite, en la
costa oaxaqueña, donde la vida les cambió por completo. “Tavo y yo jugábamos en la playa cuando de
pronto una ola nos jaló, nos separó y si no es por una pareja de adultos
mayores que pasaba en ese momento…”. Esme no termina la frase. La voz se le
quiebra y el llanto es inevitable. Toma sus manos y enjuga las lágrimas. Recuerda
que Tavo y ella no dejaban de llorar. El momento fue catártico y a partir de
ese suceso tomaron conciencia de la fragilidad del ser humano, de que la
distancia entre la vida y la muerte es nada, y que por eso hay que VIVIR, así,
con mayúsculas. DE
ASPIRANTE A PERIODISTA A LA “MUJER 3” Y es precisamente esa necesidad de vivir lo que
hasta ahora los ha hecho ser fieles a su oficio y a verlo como un servicio
social. En el caso de Esme es muy particular tras compartir que cuando por allá
de 2006 ingresó a la Universidad del Mar (UMAR) en Huatulco para estudiar
Comunicación quería ser periodista, hasta que casi por casualidad, se topó con
el teatro. “Recuerdo a una maestra que hizo dos grupos,
uno de teatro y otro de reporteros, quienes harían la cobertura de la obra ‘El
viaje de los cantores’, de Hugo Salcedo, y que habla de la migración”. En la obra participan tres mujeres: 1, 2 y 3,
cuyos esposos han migrado. Sus compañeras se apuntaron para representar a las
mujeres 1 y 2, pero ninguna quería el papel de la tercera mujer. “Como no tengo quién me quite las ganas, voy a
meterme el dedo”, era el diálogo que sonrojó a más de una estudiante, pero Esme
no lo pensó dos veces, alzó la mano y dio vida a la “Mujer 3” sin imaginar que
13 palabras marcarían su destino como profesional de la disciplina. CUANDO EL
TEATRO LE GANÓ LA VOLUNTAD Por cuestiones de salud, Esme dejó Huatulco, la
UMAR y se mudó a la ciudad de Oaxaca. Allí ingresó a la licenciatura en
Comunicación en la Universidad Mesoamericana, donde poco a poco el teatro le
fue más cercano al involucrarse con artistas en activo como la creadora de
títeres Lucía Bayardo. Al paso de los meses, la carrera comenzó a darle hueva y
el teatro a ganarle la voluntad. Al concluir la carrera de la que no se tituló,
Esme comienza a dedicarse de lleno al arte teatral. Refuerza los lazos de
amistad y laborales con David Luciano, Kurt Hackbarth y conoce a Gustavo
Martínez, quien pronto se convertiría en su compañero de escena y de vida. Llega el 2016 y ya con un recorrido en las
tablas, Tavo y Esme, que entonces formaban parte de Cascabel Teatro, participan
en la convocatoria para la Muestra Estatal de Teatro con “Nuestra señora de las
nubes”, una obra contestataria de Arístides Vargas, pero no resultan ganadores;
sin embargo, es la obra que los da a conocer a ellos, así como a César Sandoval
y Miguel Cruz. Ese mismo año, la joven actriz entra a trabajar
en la Casa de la Cultura Oaxaqueña (CCO) como maestra de teatro infantil hasta
que un día alguien tocó la puerta de su salón para callar a los niños porque
hacían mucho ruido, y renunció, como también lo hizo Tavo, quien era empleado
de gobierno. ÉXITO
INESPERADO Desempleados, pero libres del yugo
institucional, deciden irse de la Ciudad y parten a Zipolite, donde como se ha
citado antes, la vida les pone tal vez la prueba más grande que hayan
enfrentado hasta ahora y a la cual sobrevivieron con la idea firme de que tras
ese suceso, todo comenzaba. Y sí. Tavo y Esme regresan al Istmo de
Tehuantepec para construir una historia de éxitos. Las invitaciones a dar
funciones llegaban una tras otra sobre todo en escuelas de Jalapa del Marqués,
Salina Cruz, Juchitán de Zaragoza y El Espinal. Con la complicidad de Casas de Cultura,
gobiernos municipales, autoridades educativas y la gestoría de Viridiana
González llegaron a ofrecer de 2 a 3 funciones diarias también en prácticamente
todos los pueblos costeros. La visibilidad del trabajo realizado hasta
entonces hizo que el dramaturgo Pedro Lemus, referente del teatro en Oaxaca,
les reconociera el haber logrado lo que todo teatrero busca: vivir del teatro
comunitario. EL COYUL Las cosas no podían ir mejor. Tavo y Esme
tenían la agenda llena cuando una noche de septiembre la tierra se sacude y los
obliga a bajar el telón, no así la creatividad. Con sus ahorros, la pareja
comienza entonces a construir títeres e historias hasta que llega el 2018, y
con él, el embarazo de Esme, quien no dejó de actuar en “Las historias de la
abuela” (espectáculo de títeres) hasta un mes antes de parir al pequeño Tao, su
garabato, su centro. Sin embargo, y sin pretenderlo, durante ese
tiempo comienza a gestarse la obra insigne de la compañía que codirige: “El
Coyul”. El monólogo se compone de historias y anécdotas
de personajes verdaderos, habitantes todos de El Coyul, una comunidad
perteneciente a San Pedro Huamelula, y que ya sobre las tablas, Esme precisa
que es mitad istmeña y mitad costeña. Entre 2017 y 2018, a ese pueblito llegó la
Internet y todo se jodió. La gente dejó de saludarse, de mirarse. La hija de
tío Rubén y tía Esperanza comenzó entonces un ejercicio cuyo alcance no
dimensionó. Esme escribió cómo se hablaba, se reapropió de
las palabras y reavivó la identidad de su comunidad y la de comunidades
cercanas a través de sus historias, esas que día a día construía de la mano de
las y los coyulenses y que, gracias a Facebook, tuvieron eco entre sus paisanos
que emigraron a Estados Unidos. “Recuerdo que cuando estaba en el último mes de
embarazo escribí una historia cada noche, hasta que llegó el día del parto, y
la gente comenzó a preguntar por qué no había subido nada esa noche (ríe)”. Ya en pleno 2018, Tavo y Esme se animan a
participar en la convocatoria de teatro comunitario de la Secretaría de las
Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta). La pregunta era con qué obra. Tavo, tenía la respuesta. Con más de 100 textos
escritos sobre las historias de la gente de El Coyul, la animó a darles forma,
a adaptarlos, y así fue como escogió siete personajes que dan vida a las siete
escenas de la obra que, tras ganar la convocatoria estatal de teatro
comunitario, los ha llevado de norte a sur por distintos escenarios del país. 2018, CON
TORTA BAJO EL BRAZO El peregrinar de la obra fue más que exitoso y
su estreno fue determinante. Cual persona que, como se dice en los pueblos,
vuelve al lugar donde está enterrado su ombligo, el 17 de octubre de 2018 la
obra llegó a El Coyul, y la casa de tío Rubén y tía Esperanza fue el escenario
que desde las 5 de la tarde y hasta las 3 de la mañana no dejó de recibir a
hombres, mujeres y niños que por primera vez tendrían contacto con el teatro, y
que estaban curiosos por ver cómo Esme los había “retratado”. Al final, fueron
más de 800 personas. Nadie daba crédito a tal experiencia que, a la distancia,
consideran surreal. TEATRO
PARA LA GENTE De las cinco funciones comprometidas con la
Seculta —un requisito tras ganar la convocatoria—, la primera y la última
fueron a beneficio de las escuelas primarias “Leona Vicario” y “José María
Morelos y Pavón”, respectivamente, que operaban en una misma infraestructura y
que, en medio de reclamos, tuvo que ser derribada tras el sismo de 2017. El resto de las funciones tuvo como sedes: Río
Seco, Tapanalá y Santiago Astata, todas en el Istmo de Tehuantepec. En una de las funciones, Esme recuerda que la
tía de Bianni, una chica que fue víctima de feminicidio y cuya historia está
presente en la obra, dijo que nunca había visto cómo el pueblo rio y lloró al
mismo tiempo. “Hubo una tía que incluso me dijo: ¿Sabes que
nos estás haciendo gente? y fue muy fuerte porque eso quiere decir que sentían
que la obra puso al pueblo en el mapa”. Esme advierte que nunca más la compañía, esa a
la que en los pueblos conocen como “los teatros”, hará algo como “El Coyul”
porque la obra “tiene identidad y la gente se la apropia”. 28 M
SOBRE EL NIVEL DEL MAR, UNA CARTA AL FUTURO Sin embargo, seis años después, de la mano de
Esmeralda Aragón y Gustavo Martínez y con una larga lista de reconocimientos a cuestas, la compañía
“Pelo de gato, un ojo al teatro y otro al garabato” vuelve a esa comunidad
mitad istmeña mitad costeña —que bien pudiera ser cualquier otra comunidad del
estado, el país o el mundo—, y lo hace con “28 metros sobre el nivel del mar”,
una especie de carta al futuro, una historia sobre la pérdida de la memoria, la
vejez, la vida y la muerte, y el despojo”. “Particularmente, toco temas que me son
cercanos y me han atravesado desde la infancia; como compañía, defiendo que
nuestro teatro no es para la gente de teatro, sino para la gente y no
necesariamente tiene que gustar, pero sí puede llegar a ser terso como el pelo
de un gato”.
La obra se estrena este jueves a las 20:00
horas en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque en la
Ciudad de México, y repetirá los días viernes (20:00 horas), sábado (19:00
horas) y domingo (18:00 horas) hasta el próximo 8 de septiembre.