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  • Oaxaca de Juárez, viernes, 04 de octubre de 2024

Esme y Tavo: 13 años de ser "los teatros” de los pueblos de Oaxaca


CANDELARIA LÓPEZ

OAXACA DE JUÁREZ, OAX.- Esme y Tavo parecieran dos personas cualesquiera como tantas Esmeraldas y tantos Gustavos que pueblan nuestros pueblos, nuestras ciudades, nuestros países, pero no lo son, y así lo demuestran sobre las tablas cuando uno los ve, los escucha y lo mismo ríe a carcajadas o llora con ellos. Una a una, sus propuestas escénicas sacuden el cuerpo o acarician el alma.

“Pelo de gato, un ojo al teatro y otro al garabato”, la compañía que cofundaron y dirigen tiene 13 años en la escena teatral de Oaxaca y del país, y desde entonces, ha dado de qué hablar. Y cómo no, si la honestidad es su mejor estandarte.

Antes, habían ya colaborado con otros teatreros del estado; sin embargo, su decepción de las instituciones oficiales y también del gremio les hizo tomar la decisión de aventurarse en un proyecto propio y con lo que tenían.

Fue así como un buen día de 2017, mochila y chácharas al hombro, dejaron la ciudad de Oaxaca y partieron a Zipolite, en la costa oaxaqueña, donde la vida les cambió por completo.

“Tavo y yo jugábamos en la playa cuando de pronto una ola nos jaló, nos separó y si no es por una pareja de adultos mayores que pasaba en ese momento…”. Esme no termina la frase. La voz se le quiebra y el llanto es inevitable.

Toma sus manos y enjuga las lágrimas. Recuerda que Tavo y ella no dejaban de llorar. El momento fue catártico y a partir de ese suceso tomaron conciencia de la fragilidad del ser humano, de que la distancia entre la vida y la muerte es nada, y que por eso hay que VIVIR, así, con mayúsculas.

DE ASPIRANTE A PERIODISTA A LA “MUJER 3”

Y es precisamente esa necesidad de vivir lo que hasta ahora los ha hecho ser fieles a su oficio y a verlo como un servicio social. En el caso de Esme es muy particular tras compartir que cuando por allá de 2006 ingresó a la Universidad del Mar (UMAR) en Huatulco para estudiar Comunicación quería ser periodista, hasta que casi por casualidad, se topó con el teatro.

“Recuerdo a una maestra que hizo dos grupos, uno de teatro y otro de reporteros, quienes harían la cobertura de la obra ‘El viaje de los cantores’, de Hugo Salcedo, y que habla de la migración”.

En la obra participan tres mujeres: 1, 2 y 3, cuyos esposos han migrado. Sus compañeras se apuntaron para representar a las mujeres 1 y 2, pero ninguna quería el papel de la tercera mujer.

“Como no tengo quién me quite las ganas, voy a meterme el dedo”, era el diálogo que sonrojó a más de una estudiante, pero Esme no lo pensó dos veces, alzó la mano y dio vida a la “Mujer 3” sin imaginar que 13 palabras marcarían su destino como profesional de la disciplina.

CUANDO EL TEATRO LE GANÓ LA VOLUNTAD

Por cuestiones de salud, Esme dejó Huatulco, la UMAR y se mudó a la ciudad de Oaxaca. Allí ingresó a la licenciatura en Comunicación en la Universidad Mesoamericana, donde poco a poco el teatro le fue más cercano al involucrarse con artistas en activo como la creadora de títeres Lucía Bayardo. Al paso de los meses, la carrera comenzó a darle hueva y el teatro a ganarle la voluntad.

Al concluir la carrera de la que no se tituló, Esme comienza a dedicarse de lleno al arte teatral. Refuerza los lazos de amistad y laborales con David Luciano, Kurt Hackbarth y conoce a Gustavo Martínez, quien pronto se convertiría en su compañero de escena y de vida.

Llega el 2016 y ya con un recorrido en las tablas, Tavo y Esme, que entonces formaban parte de Cascabel Teatro, participan en la convocatoria para la Muestra Estatal de Teatro con “Nuestra señora de las nubes”, una obra contestataria de Arístides Vargas, pero no resultan ganadores; sin embargo, es la obra que los da a conocer a ellos, así como a César Sandoval y Miguel Cruz.

Ese mismo año, la joven actriz entra a trabajar en la Casa de la Cultura Oaxaqueña (CCO) como maestra de teatro infantil hasta que un día alguien tocó la puerta de su salón para callar a los niños porque hacían mucho ruido, y renunció, como también lo hizo Tavo, quien era empleado de gobierno.

ÉXITO INESPERADO

Desempleados, pero libres del yugo institucional, deciden irse de la Ciudad y parten a Zipolite, donde como se ha citado antes, la vida les pone tal vez la prueba más grande que hayan enfrentado hasta ahora y a la cual sobrevivieron con la idea firme de que tras ese suceso, todo comenzaba.

Y sí. Tavo y Esme regresan al Istmo de Tehuantepec para construir una historia de éxitos. Las invitaciones a dar funciones llegaban una tras otra sobre todo en escuelas de Jalapa del Marqués, Salina Cruz, Juchitán de Zaragoza y El Espinal.

Con la complicidad de Casas de Cultura, gobiernos municipales, autoridades educativas y la gestoría de Viridiana González llegaron a ofrecer de 2 a 3 funciones diarias también en prácticamente todos los pueblos costeros.

La visibilidad del trabajo realizado hasta entonces hizo que el dramaturgo Pedro Lemus, referente del teatro en Oaxaca, les reconociera el haber logrado lo que todo teatrero busca: vivir del teatro comunitario.

EL COYUL

Las cosas no podían ir mejor. Tavo y Esme tenían la agenda llena cuando una noche de septiembre la tierra se sacude y los obliga a bajar el telón, no así la creatividad. Con sus ahorros, la pareja comienza entonces a construir títeres e historias hasta que llega el 2018, y con él, el embarazo de Esme, quien no dejó de actuar en “Las historias de la abuela” (espectáculo de títeres) hasta un mes antes de parir al pequeño Tao, su garabato, su centro.

Sin embargo, y sin pretenderlo, durante ese tiempo comienza a gestarse la obra insigne de la compañía que codirige: “El Coyul”.

El monólogo se compone de historias y anécdotas de personajes verdaderos, habitantes todos de El Coyul, una comunidad perteneciente a San Pedro Huamelula, y que ya sobre las tablas, Esme precisa que es mitad istmeña y mitad costeña.

Entre 2017 y 2018, a ese pueblito llegó la Internet y todo se jodió. La gente dejó de saludarse, de mirarse. La hija de tío Rubén y tía Esperanza comenzó entonces un ejercicio cuyo alcance no dimensionó.

Esme escribió cómo se hablaba, se reapropió de las palabras y reavivó la identidad de su comunidad y la de comunidades cercanas a través de sus historias, esas que día a día construía de la mano de las y los coyulenses y que, gracias a Facebook, tuvieron eco entre sus paisanos que emigraron a Estados Unidos.

“Recuerdo que cuando estaba en el último mes de embarazo escribí una historia cada noche, hasta que llegó el día del parto, y la gente comenzó a preguntar por qué no había subido nada esa noche (ríe)”.

Ya en pleno 2018, Tavo y Esme se animan a participar en la convocatoria de teatro comunitario de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta). La pregunta era con qué obra.

Tavo, tenía la respuesta. Con más de 100 textos escritos sobre las historias de la gente de El Coyul, la animó a darles forma, a adaptarlos, y así fue como escogió siete personajes que dan vida a las siete escenas de la obra que, tras ganar la convocatoria estatal de teatro comunitario, los ha llevado de norte a sur por distintos escenarios del país.

2018, CON TORTA BAJO EL BRAZO

El peregrinar de la obra fue más que exitoso y su estreno fue determinante. Cual persona que, como se dice en los pueblos, vuelve al lugar donde está enterrado su ombligo, el 17 de octubre de 2018 la obra llegó a El Coyul, y la casa de tío Rubén y tía Esperanza fue el escenario que desde las 5 de la tarde y hasta las 3 de la mañana no dejó de recibir a hombres, mujeres y niños que por primera vez tendrían contacto con el teatro, y que estaban curiosos por ver cómo Esme los había “retratado”. Al final, fueron más de 800 personas. Nadie daba crédito a tal experiencia que, a la distancia, consideran surreal.

TEATRO PARA LA GENTE

De las cinco funciones comprometidas con la Seculta —un requisito tras ganar la convocatoria—, la primera y la última fueron a beneficio de las escuelas primarias “Leona Vicario” y “José María Morelos y Pavón”, respectivamente, que operaban en una misma infraestructura y que, en medio de reclamos, tuvo que ser derribada tras el sismo de 2017.

El resto de las funciones tuvo como sedes: Río Seco, Tapanalá y Santiago Astata, todas en el Istmo de Tehuantepec.

En una de las funciones, Esme recuerda que la tía de Bianni, una chica que fue víctima de feminicidio y cuya historia está presente en la obra, dijo que nunca había visto cómo el pueblo rio y lloró al mismo tiempo.

“Hubo una tía que incluso me dijo: ¿Sabes que nos estás haciendo gente? y fue muy fuerte porque eso quiere decir que sentían que la obra puso al pueblo en el mapa”.

Esme advierte que nunca más la compañía, esa a la que en los pueblos conocen como “los teatros”, hará algo como “El Coyul” porque la obra “tiene identidad y la gente se la apropia”.

28 M SOBRE EL NIVEL DEL MAR, UNA CARTA AL FUTURO

Sin embargo, seis años después, de la mano de Esmeralda Aragón y Gustavo Martínez y con una larga lista de reconocimientos a cuestas, la compañía “Pelo de gato, un ojo al teatro y otro al garabato” vuelve a esa comunidad mitad istmeña mitad costeña —que bien pudiera ser cualquier otra comunidad del estado, el país o el mundo—, y lo hace con “28 metros sobre el nivel del mar”, una especie de carta al futuro, una historia sobre la pérdida de la memoria, la vejez, la vida y la muerte, y el despojo”.

“Particularmente, toco temas que me son cercanos y me han atravesado desde la infancia; como compañía, defiendo que nuestro teatro no es para la gente de teatro, sino para la gente y no necesariamente tiene que gustar, pero sí puede llegar a ser terso como el pelo de un gato”.

La obra se estrena este jueves a las 20:00 horas en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque en la Ciudad de México, y repetirá los días viernes (20:00 horas), sábado (19:00 horas) y domingo (18:00 horas) hasta el próximo 8 de septiembre.

 

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