
El político, de 81 años, será recordado por su salida anticipada del poder en medio de la debacle económica de 2001. Foto: Agencias
Muere el expresidente argentino Fernando de la Rúa
REDACCIÓN VIVO NOTICIAS
BUENOS AIRES.- El
expresidente argentino Fernando de la Rúa murió a los 81 años, víctima de un
cuadro cardiovascular del que no pudo recuperarse. Mauricio Macri confirmó la
noticia en su cuenta de Twitter: "Lamento el fallecimiento del
expresidente Fernando de la Rúa. Su trayectoria democrática merece el
reconocimiento de todos los argentinos. Acompañamos a su familia en este
momento". El político se encontró mal el pasado 1 de enero, luego de la
reunión familiar de Nochevieja. Su corazón estaba muy deteriorado y había
sufrido un infarto en mayo, último episodio de una larga serie de incidentes
que se inició durante su presidencia, hace 20 años. De la Rúa no pasará
a la historia como él hubiese deseado. Los argentinos lo recordarán como el
artífice de la peor crisis de económica de la historia reciente de Argentina y
el protagonista de su foto más emblemática: la del helicóptero despegando desde
la terraza de la Casa Rosada, la tarde del 20 de diciembre de 2001. Todos los caminos de
Argentina conducen a la crisis de 2001, que acabó con 38 muertos en las calles
y una sucesión de cinco presidentes en dos semanas. De la Rúa murió convencido
de que poco pudo hacer para evitar la debacle y sintiéndose víctima de una
conspiración interna y externa. Hace dos años, en una entrevista con “El País” con
motivo de los 15 años de aquella crisis terminal, el expresidente sostuvo que
fue “un error” la huida en helicóptero, “como todos esos casos en que uno da
lugar a una imagen que se convierte en símbolo”. Pero sostuvo que la responsabilidad
de su caída fue de la oposición peronista y del Fondo Monetario Internacional
(FMI). Los primeros, argumentaba, porque montaron “un golpe de Estado” para
derrocarlo. El segundo, porque “decidió no ayudar” cuando Argentina más lo
necesitaba. De la Rúa se retiró
de la primera línea de la política tras su renuncia y apenas tuvo apariciones
en público. La última fue a finales de noviembre pasado, durante la cumbre de
presidentes del G20 que se realizó en Buenos Aires. El expresidente dejó por
unas horas el piso que ocupaba en el acomodado barrio de Recoleta, en Buenos
Aires, para participar junto con su esposa, Inés Pertiné, de la gala que el
Gobierno realizó en el teatro Colón para homenajear a los asistentes a la
cumbre. Sus últimos años lo encontraron sumido en el mayor silencio posible,
con problemas judiciales derivados de la represión que siguió a las revueltas
de 2001 pero siempre convencido de su inocencia. A este periódico le
dijo que los muertos le pesaban en su memoria, aunque no se sentía responsable.
También sostenía que no era cierto que Argentina estuvo al borde de una guerra
civil. “Eso lo dice [el expresidente Eduardo] Duhalde, porque a él le gusta aparecer
como el que apagó el incendio. Pero eso lo produjo él, el peronismo armó un
golpe de Estado con todas las características. Era más de lo que yo mismo me
imaginaba. Casi dos meses antes de que esto se produjera empezó a circular la
versión de que el peronismo venía por todo. Yo me enojaba y les decía “quiero
información precisa, cómo lo van a hacer”, y nadie sabía nada”, dijo. Cuando se
le preguntaba sobre su renuncia prefería hablar de “renunciamiento patriótico”. UNA VIDA PARA LA POLÍTICA La carrera política
de De la Rúa fue la tradicional. Se recibió de abogado luego de cursar el
secundario en el Liceo Militar de Córdoba, provincia donde había nacido en
1937, y empezó de muy joven a militar en la Unión Cívica Radical (UCR). Tuvo su
primer cargo electivo como senador en 1973, durante el tercer Gobierno de Juan
Domingo Perón. Tras el golpe militar de marzo de 1976 abandonó la política y
trabajó como abogado para grandes empresas. Volvió al Senado en 1983, con el
regreso de la democracia, y en 1996 dejó su asiento para convertirse en el
primer alcalde de Buenos Aires elegido por el voto popular, gracias a la reforma
constitucional que en 1995 pactaron el presidente Carlos Menem (1989-1999) y su
predecesor radical, Raúl Alfonsín (1983-1989). El Gobierno de
Buenos Aires fue el trampolín que finalmente lo llevó a la presidencia. De la
Rúa ganó las elecciones generales del 24 de octubre de 1999 con el 48,5% de los
votos contra el peronista Eduardo Duhalde. Fue clave su alianza con un sector
del peronismo que liderado por Carlos Álvarez había roto con el menemismo. Su
presidencia estuvo marcada por la crisis económica heredada, fruto del corsé
monetario de la convertibilidad del peso con el dólar que había ideado Domingo
Cavallo en 1991 para terminar con la hiperinflacón. La convertibilidad
estalló por los aires en 2001 y precipitó el final anticipado del Gobierno de
De la Rúa. Fueron tiempos oscuros, con miles de ahorradores quebrados de la
noche a la mañana por culpa del corralito bancario impuesto por Cavallo,
convocado meses antes por el Gobierno como fallido timonel de tormenta. Para
ese entonces, Álvarez había dejado el Ejecutivo y la UCR ya no creía en su
líder. En 2002, con la crisis desatada, la pobreza llegó al 54 %, el PIB cayó
más del 10 %, el desempleo rozó el 20 % y el valor del peso se evaporó en pocas
semanas. De la Rúa nunca pudo
recuperarse de aquella derrota, que terminó sin remedio con su carrera
política. Se encerró entonces en su casa de Buenos Aires, al amparo de su
familia, y redujo al mínimo sus apariciones. Murió sin hacer ruido, lejos del
bronce. *Con información de El País